martes, 31 de julio de 2012

Héctor Libertella y el Boingo

Hace unos años, en la última etapa Serrano de la Orbital Alógena, BaKhar recibió una esquela de Héctor Libertella enviada desde su departamento de la calle Malabia 2137, a unas pocas cuadras de la Estación. Era un comentario mecanografiado respecto al envío, también mecanografiado, de Yab-Yum, que BaKhar le hiciera unos días antes, poema largo que luego pasaría a ser la segunda sección de Boingo-Bong, el libro que aquí circula. De Malabia a Serrano, y de Bonpland a los miticistas, salud!


PALABRAS PARA YAB-YUM
Volcar al azar varias situaciones diferentes pero intercambiables. A continuación poner a un sujeto diseminado en todas ellas, sea como pronombre, adjetivo o, aun, adverbio. Adentrarse después, a ciegas, en ese universo Yab-Yum, y preguntar: "¡Quién vive! ¿Hay alguien ahí?"
Iban en sombras -dice Virgilio-, por la noche iban / bajo la luz maligna de una luna / que le quitó el color a las cosas. Eso dice. Y es curioso cómo funciona ese imaginario lunático en Yab-Yum. Tras la clara exposición al sol de la palabra-valija, del anagrama, del neologismo, en los pliegues del verso hay un ejército de sombras que se buscan por el bosque o a orillas del mar; sombras vestidas "de bulto bello". ¿Góngora después de Virgilio? 
En fin. ¿Cómo será el tiempo en estas cuestiones? Porque, oh paradoja, aunque aquí todo evoque una vanguardia, todo viene viajando desde una muy antigua y pura forma de escribir (incluida la divina posibilidad narrativa). Aquí también está esa vieja cosa incantatoria que arma un sistema de imágenes a partir de un objeto invisible, y que por eso mismo siempre le ha debido algo a la alucinación, sí, pero nada de nada, jamás, a esa fiebre o morbo de la literatura llamada delirio. 
Elliff-ce hace siglos que leyó el futuro. 


Héctor Libertella  

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